Retratos alegóricos

Parte sus encargos oficiales fueron para la creación de estatuas que sintetizaban las características del retratos con imagen alegórica, hecho muy común para la caracterización de las principales figuras públicas, asociándolas a la aura mítica de la antigua iconografía. A pesar de su éxito frecuente, algunos de ellos fueron criticados. Como por ejemplo está el retrato colosal de tres metros de altura de Napoleón como Marte pacificador (mármol, 1802-1806 y otra versión en bronce de 1807), que no obstante haber hecho un uso evidente de las tipologías clásicas, como la del Doríforo dePolicleto, era suficientemente innovador como para no ser bien recibido por el comitente ni por la crítica de su tiempo por representarlo desnudo, lo que era aceptable en personificaciones mitológicas, pero no para figuras públicas vivas.54 Canova debía ser, obviamente, consciente de estas normas, por lo que sorprende que eligiera esta forma particular para este retrato. Napoleón le había dado total libertad para trabajar, pero esto no parece suficiente para justificar el hecho. Lo más probable es que las ideas de Quatremere Quincy, expresadas en la correspondencia con el artista, lo debieron de inducir a tomar esta decisión tan polémica, donde lo francés enfatizaba en la necesidad de representarlo a la manera griega, rechazando la forma romanizada con una toga o una imagen en ropa moderna. Aún con el fracaso del encargo, la estatua fue expuesta en el Museo del Louvre hasta 1816, cuando fue expoliada por los ingleses y ofrecida como regalo para Arthur Wellesleyprimer duque de Wellington, en cuya mansión londinense de Apsley House, abierta al público como museo se exhibe.55 Se encuentra una copia en bronce (1811) en laPinacoteca de Brera, Milán.
El retrato de George Washington realizado para el gobierno de Carolina del Norte en los Estados Unidos en 1816, lamentablemente se perdió en un incendio pocos años después, fue otro ejemplo del uso de los modelos clásicos modificados, representándolo como César, vestido con una túnica y una armadura antigua, pero sentado escribiendo y con su pie derecho pisando su espada en el suelo. La obra fue recibida también entre polémicas, ya que se considera muy alejada de la realidad republicana de América, aunque incluso allí la cultura clásica estaba en gran boga.56
Retrato alegórico de Paulina Bonaparte (1804 -1808)

También es notable el retrato que hizo de Paulina Bonaparte como Venus victoriosa (1804 -1808). Canova sugirió inicialmente que fuera representada como Diana, la diosa de la caza, pero ella insistió en ser mostrada como Venus la diosa del amor, y por la reputación que adquirió en Roma parece justificar esta asociación. La escultura la presentó reclinada sobre un diván y sosteniendo una manzana en su mano izquierda como atributo de la diosa. No es como otros retratos alegóricos del autor, una obra muy idealista, pero aunque hace referencia al arte antiguo, muestra un naturalismo típico del siglo XIX. Debido a la notoriedad de Paulina, su marido el príncipe Camillo Borghese, y autor del encargo, mantuvo la escultura oculta a los ojos del público, y en raros casos permitía su visión y siempre bajo la tenue luz de una antorcha. De cualquier manera, el trabajo fue muy bien recibido y se considera una de las obras maestras de Canova.57
En cuanto a los retratos convencionales, Canova demostró una gran capacidad para captar las expresiones faciales del modelo, pero moderándolas dentro de un enfoque formalista que remitía a la importante retratística de la antigua Roma. Recibió numerosos encargos de retratos, muchos más de los que pudo atender, y se encuentran un número significativo de modelos terminados, pero que no llegaron a pasarse en mármol.

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